«sólo lo
efímero puede darse visos de constancia en la superación de una prueba: a nadie
se le ocurriría decir que la plata de ley ha de superar la prueba en el
transcurso de los años, pues indudablemente se trata de plata de ley. Lo mismo
acontece con el amor»,
Kierkegaard, Las obras del amor.