martes, 31 de octubre de 2017

Laberinto o transcendencia

Dotar de sentido a la propia vida es trascenderse, salir de si para fijarle finalidades, metas, retos.
Llenarse de ánimo, deseo y fuerza para lograrlo. Forjarse un carácter y un destino.

Algo de esto le entiendo a Ortega. Ahí lo dejo. Por si interesa:


«Librada a sí misma, cada vida se queda en sí misma, vacía, sin tener qué hacer. Y como ha de llenarse con algo, se finge frívolamente a sí misma, se dedica a falsas ocupaciones, que nada íntimo, sincero, impone. Hoy es una cosa; mañana, otra, opuesta a la primera. Está perdida al encontrarse sola consigo. El egoísmo es laberíntico. Se comprende. Vivir es ir disparado hacia algo, es caminar hacia una meta. La meta no es mi caminar, no es mi vida; es algo a que pongo ésta y que por lo mismo está fuera de ella, más allá. Si me resuelvo a andar sólo por dentro de mi vida, egoístamente, no avanzo, no voy a ninguna parte; doy vueltas y revueltas en un mismo lugar. Esto es el laberinto, un camino que no lleva a nada, que se pierde en sí mismo, de puro no ser más que caminar por dentro de sí».

Ortega y Gasset, La rebelión de las masas.

domingo, 29 de octubre de 2017

Libertad y Sentido

Carecer de lazos, desconocer los límites y no tener una meta a la encaminar los propios pasos es lo propio del animal salvaje.
Si un hombre aspira a esa condición, aspira a ser un no-hombre y todos los vientos le serán contrarios porque carece de la inteligencia inconsciente, el instinto, que al animal le sirve de guía.

Algo de esto le entiendo a Ortega. Ahí lo dejo. Por si interesa:

«Librada a sí misma, cada vida se queda en sí misma, vacía, sin tener qué hacer».


Ortega y Gasset, La rebelión de las masas

viernes, 27 de octubre de 2017

Autonomía y plenitud

La autonomía, el dirigir la propia vida según criterios propios, refuerza las individualidades poderosas pero, hay que entenderlo, es muy distinto del individualismo.
Porque el hombre es un nudo de relaciones, un ser de encuentro. Para ser hombre necesita amar y ser amado o, lo que es lo mismo, necesita una relación cualitativamente enriquecedora, un encuentro plenificante.
Necesita poner en juego su vida para sacarle el mejor partido posible a sus cualidades.

Algo de esto es una vida plena. Y algo así le entiendo a Ortega. Ahí lo dejo. Por si interesa:

«La vida humana, por su naturaleza propia, tiene que estar puesta a algo, a una empresa gloriosa o humilde, a un destino ilustre o trivial. Se trata de una condición extraña, pero inexorable, escrita en nuestra existencia. Por un lado, vivir es algo que cada cual hace por sí y para sí. Por otro lado, si esa vida mía, que sólo a mí me importa, no es entregada por mí a algo, caminará desvencijada, sin tensión y sin «forma». Estos años asistimos al gigantesco espectáculo de innumerables vidas humanas que marchan perdidas en el laberinto de sí mismas por no tener a qué entregarse».

Ortega y Gasset, La rebelión de las masas

miércoles, 25 de octubre de 2017

Juventud y ocaso

Estamos intuitivamente dispuestos a aceptar que la juventud es la etapa cuyo rasgo fundamental podría ser algo así como anhelo por vivir la propia vida, por descubrir, experimentar, rebelarse contra lo anterior porque se quiere algo nuevo, propio, original. Algo así.
Si esa intuición es correcta hay que concluir que el conformismo, la sumisión a estereotipos, el manso desinterés, el aburrimiento hasta la exasperación, la rebeldía contra lo anterior sólo porque es anterior pero sin pretender esforzarse en la creación del algo superior… no son ni en la vida de las personas ni en la historia de las civilizaciones sino síntomas de que esa vida carece de vigor y ha perdido valor.

Y en esa intuición parece estar Ortega. Ahí lo dejo. Por si interesa:

«El joven no necesita razones para vivir: sólo necesita pretextos»,

Ortega y Gasset, La rebelión de las masas

martes, 24 de octubre de 2017

Dirigir y mandar

Cuando el personal se pone fino, distingue entre auctoritas y potestas, autoridad y potestad, que podrían parecer dos modos de mandar.
Porque quien tiene potestad, manda (bien o mal, que eso es otra historia) y los mandados obedecen (por hábito, porque sí o porque si no viene el estacazo) y fin de la historia.
Pero cuando se tiene o, mejor, cuando se es una autoridad, entonces no se manda (ni falta que hace), entonces ocurre que se pone ante la gente caminos fecundos, modelos que son modos de plenificar las vidas de quienes deciden ir por ahí. Y quienes toman la iniciativa de seguir a la autoridad no son unos mandados, claro.

Pues algo de esto le entiendo a Ortega. Y ahí lo dejo. Por si interesa:

«Mandar es dar quehacer a las gentes, meterlas en su destino, en su quicio: impedir su extravagancia, la cual suele ser vagancia, vida vacía, desolación»,

Ortega y Gasset, La rebelión de las masas.

lunes, 23 de octubre de 2017

Libertad y Sentido

Que el hombre es libre significa que tiene que decidir qué camino va a tomar en la vida.
Y si no lo decide, otros lo harán por él.

Algo de esto le entiendo a Ortega. Y ahí lo dejo. Por si interesa:

«Sin mandamientos que nos obliguen a vivir de un cierto modo, queda nuestra vida en pura disponibilidad. Esta es la horrible situación íntima en que se encuentran ya las juventudes mejores del mundo. De puro sentirse libres, exentas de trabas, se sienten vacías. Una vida en disponibilidad es mayor negación de sí misma que la muerte. Porque vivir es tener que hacer algo determinado —es cumplir un encargo—, y en la medida en que eludamos poner a algo nuestra existencia, evacuamos nuestra vida. Dentro de poco se oirá un grito formidable en todo el planeta, que subirá, como el aullido de canes innumerables, hasta las estrellas, pidiendo alguien y algo que mande, que imponga un quehacer u obligación»,

Ortega y Gasset, La rebelión de las masas.

domingo, 22 de octubre de 2017

La excusa

No es raro que ante un problema (del terrorismo al acoso escolar pasando por la necesidad de recoger las cacas de los perros) se plantee la necesidad, la urgencia, de formación. Y que esa necesaria formación se concrete en cursos, charlas, máster, cartelería varia y demás.
Y no diría yo que no, que hasta el mismo Sócrates decía que nadie hace el mal a sabiendas.
Pero tampoco despreciaría la experiencia de la habilidad que todos tenemos para engañarnos, de buscarnos excusas. A ver si se nos está escapando algo…

Quizá por eso Ortega dice lo que dice. Y ahí lo dejo. Por si interesa:


«El gitano se fue a confesar; pero el cura, precavido, comenzó por preguntarle si sabía los mandamientos de la ley de Dios. A lo que el gitano respondió: Misté, padre; yo loh iba a aprendé; pero he oído un runrún de que loh iban a quitá»,


Ortega y Gasset, La rebelión de las masas

viernes, 20 de octubre de 2017

La exageración del pensamiento

A veces Ortega exagera un poco, la verdad.
Aunque, quién sabe, quizá pensar sea un exceso, una sobreabundancia. Un plus o, como dirían algunos: una pasada.
Porque el ser pensante intuye, siente, sabe que siempre hay más.
Quien lo probó, lo sabe.

No sería, por tanto, la primera vez que Ortega exagera. Ahí lo dejo. Por si interesa:

«pensar es, quiérase o no, exagerar. Quien prefiera no exagerar tiene que callarse; más aún: tiene que paralizar su intelecto y ver la manera de idiotizarse»,

Ortega y Gasset, La rebelión de las masas.

jueves, 19 de octubre de 2017

Lo bueno de los tópicos

No podemos pensar cada paso que damos.
Cuando cada uno de nosotros llegó al mundo, la humanidad ya había andado mucho trecho. Y nos encontramos como herencia una serie de estrategias, porque ya se había aprendido muchas que cosas que no funcionaban y otras que tenía éxito. Esos tópicos nos orientaron los primeros pasos en la vida. Luego, cada uno, sobre esas bases ha ido experimentando y generando sus personales hábitos y peculiar visión del mundo.

Algo de esto le entiendo a Ortega. Mucho más breve y, por tanto, mejor. Y ahí lo dejo. Por si interesa:

«Los lugares comunes son los tranvías del transporte intelectual»,

Ortega y Gasset, La rebelión de las masas.

martes, 17 de octubre de 2017

Lo humano y el pensar

Que la inteligencia, incluso si se tiene mucha, no es capaz de extraer toda la realidad de las cosas se ha dicho de muchos modos. Ahí Shakespeare con aquello de que “hay más cosas en el cielo y en la tierra de las que sospecha tu filosofía”.
Asunto desconcertante para quienes tienen pretensiones de totalidad.
Asunto ilusionante para quienes gustan de seguir progresando.
Asunto del que quedan excluidos animales y dioses. Porque la filosofía, que de eso hablamos, es asunto específicamente humano.

Algo de esto le entiendo a Ortega. Y ahí lo dejo. Por si interesa:


«todo el descubrimiento filosófico no es más que un descubrimiento y un traer a la superficie lo que estaba en el fondo».


Ortega y Gasset, La rebelión de las masas.

lunes, 16 de octubre de 2017

Vivir pensando

El modo en que el hombre se ha entendido a sí mismo y a su mundo ha variado a lo largo de la historia. Quizá porque “ser hombre” no es una realidad monolítica. Quizá porque la inteligencia presenta una modulación histórica, cultural, cambiante.
El modo en que cada hombre se entiende a sí mismo y a su mundo va variando a lo largo de su vida. Quizá porque en ningún momento de nuestra vida somos totalmente nosotros mismos. Quizá porque la perspectiva que adoptamos en cada momento centra la atención en un aspecto distinto.

Algo de esto dice Ortega, y mucho mejor. Y ahí lo dejo. Por si interesa:

«el griego creyó haber descubierto en la razón, en el concepto, la realidad misma. Nosotros, en cambio, creemos que la razón, el concepto, es un instrumento doméstico del hombre, que éste necesita y usa para aclarar su propia situación en medio de la infinita y archiproblemática realidad que es su vida. Vida es lucha con las cosas para sostenerse entre ellas. Los conceptos son el plan estratégico que nos formamos para responder a su ataque»,

Ortega y Gasset, La rebelión de las masas.

sábado, 14 de octubre de 2017

Cultura y límites

Ser conscientes de que la cultura en la que vivimos es obra humana y no algo rígido e inmutable podría llevarnos a varias consideraciones y varias actitudes.
Señalo algunas.
Por hondo y vital que sea un sentimiento (de derecho a la libertad, por ejemplo), hay que tener presente que es un logro, una conquista; por eso mismo, se puede perder. No todo paso adelante supone necesariamente una mejora.
Por hondo y vital que sea un sentimiento, es un disparate y pura ignorancia juzgar otros tiempos según la cultura presente. Cuando Platón es vendido como esclavo lo siente como una desdicha, claro, pero como nosotros sentiríamos un cáncer. Ni más ni menos.
Nuestra cultura, en la que vivimos, sentimos y somos lo que somos no es un absoluto. También podría mejorarse. Pero hay que mirarla con gratitud (a quienes nos han legado esas conquistas) y apertura (para vislumbrar por encima de nuestro tiempo).

Algo de esto puede leerse en Ortega. Ahí lo dejo. Por si interesa:

«Tanto vale, pues, decir: en tal fecha manda tal hombre, tal pueblo o tal grupo homogéneo de pueblos, como decir: en tal fecha predomina en el mundo tal sistema de opiniones —ideas, preferencias, aspiraciones, propósitos»,


Ortega y Gasset, La rebelión de las masas

viernes, 13 de octubre de 2017

La fuerza del consenso

Desde el comienzo de la cultura occidental se ha distinguido entre la verdad y la opinión (Parménides con extraordinario vigor). Y se ha indicado que mientras que la verdad es descubierta por la razón, por lo que hay de común en el hombre; la opinión es subjetiva, particular, cada uno tiene la suya.
Lograr que esas opiniones sean más o menos aglutinadas, amalgamadas en lo que se denomina "opinión pública" puede dar lugar al consenso (sobre todo cuando la opinión es inducida) pero seguimos transitando la vía de la opinión, distinta del camino de la verdad. O algo de esto le entendí a Parménides.

Y Ortega también aporta un matiz de interés a este asunto. Ahí lo dejo. Por si interesa:

«la ley de la opinión pública es la gravitación universal de la historia política. Sin ella, ni la ciencia histórica sería posible. Por eso muy agudamente insinúa Hume que el tema de la historia consiste en demostrar cómo la soberanía de la opinión pública, lejos de ser una aspiración utópica, es lo que ha pesado siempre y a toda hora en las sociedades humanas. Pues hasta quien pretende gobernar con los jenízaros depende de la opinión de éstos y de la que tengan sobre éstos los demás habitantes»,


Ortega y Gasset, La rebelión de las masas

miércoles, 11 de octubre de 2017

Conquistar la propia sumisión

La sorprendente rebelión de las masas consiste en alzarse, sublevarse, amotinarse… para exigir que ...¡El Leviatán nos domine! El jolgorio máximo, vamos.

Algo de esto, pero mejor dicho, le entiendo a Ortega. Ahí lo dejo. Por si interesa:

«A esto lleva el intervencionismo del Estado: el pueblo se convierte en carne y pasta que alimentan el mero artefacto y máquina que es el Estado. El esqueleto se come la carne en torno a él. El andamio se hace propietario e inquilino de la casa».


Ortega y Gasset, La rebelión de las masas.

martes, 3 de octubre de 2017

Individuo y civilización

La civilización, la cultura, es un producto. Como una choza o un palacio, como una bicicleta o una nave espacial.
Un pilar, un logro esencial, de nuestra cultura es la afirmación del individuo. Nuestro mundo es tal que el individuo aspira a dotar autónomamente de sentido a su vida y su mundo. Y ese es un pilar de esta civilización.
En ese ámbito, en esta civilización, el Estado es un mal necesario. Es malo porque la sola existencia de un poder por encima del individuo atenta contra su autonomía. Pero es necesario porque, evitando abusos, regulando las reglas de convivencia, hace posible la autonomía del individuo.
Hay que tolerarlo, porque es necesario. Pero lo mínimo, porque es malo.
Quienes braman en defensa de lo "público" y de más controles y más reglas, es decir, más y más Estado, más y más burocracia, están erosionando ese pilar de nuestra civilización. Lo sepan o no. Que de todo hay.

Algo de esto le entiendo a Ortega. Y ahí lo dejo. Por si interesa:

«Este es el mayor peligro que hoy amenaza a la civilización: la estatifícación de la vida, el intervencionismo del Estado, la absorción de toda espontaneidad social por el Estado»,

Ortega y Gasset, La rebelión de las masas