Del resentimiento a la hipocresía: el Tartufo
Manuel Ballester
Añoramos
la perfección. Aunque Platón dejó dicho que no era de este mundo.
Por eso
encontramos en ocasiones disgusto. Porque la realidad de este mundo frustra
nuestras expectativas.
Ocurre además que las malas artes de algunos pueden empeorar las cosas. Y es que, si hemos de creer a Molière (1622-1673), «no hay cosa tan inocente a la que los hombres no puedan llevar el crimen, ni arte tan salutífero cuyas intenciones no sean capaces de trastocar, ni nada tan bueno en sí que no puedan encaminar a malos usos».