Que lo semejante se conoce por lo semejante es una doctrina que viene, al menos, de Empédocles (allá por el siglo V aC) y se concreta en que tanto da que queramos conocer el cielo o el cieno: sólo podemos conocer algo si hay en nuestro interior algo similar.
Algo de esto le entiendo a Hölderlin cuando dice:
«Si sobre ti y ante ti no encuentras más que el vacío y el
desierto, es porque en tu interior no hay más que vacío y desierto, 71-72.
Über dir und vor dir ist es freilich leer und öde, weil es in dir leer und öd’ ist»,
Hölderlin, F., Hyperion oder Der Eremit in Griechenland, 80.