Dorian Gray, un
experimento estético
Manuel Ballester
La experiencia ordinaria de que dentro de cada uno hay una tendencia
al bien y otra al mal ha propiciado acercamientos memorables desde la
literatura. Así, por ejemplo, R.L. Stevenson aborda la cuestión induciendo
“científicamente” la escisión en las personalidades de Jekyll y Hyde.
Partiendo de la misma experiencia, Oscar Wilde (Dublin 1854-
Paris 1900) traslada un aspecto de la personalidad a un cuadro permitiendo que
el personaje de su obra muestre en todo momento un aspecto hermoso, no empañado
por el paso del tiempo ni por el peso de iniquidades.