miércoles, 18 de junio de 2014

El deseo y lo absoluto



En nuestro interior, los deseos y aspiraciones surgen y se agitan, a menudo en conflicto entre sí. La naturaleza humana se revela así en su constante contradicción.

Me ha llamado la atención la referencia de Simone Weil en su obra La gravedad y la gracia. Con su habitual rigor y profundidad, señala: «El deseo entraña lo absoluto, y si se frustra (una vez consumida la energía), lo absoluto se transfiere al obstáculo. Estado anímico de los vencidos y los oprimidos».

El deseo, inherente a nuestra naturaleza, lleva consigo una búsqueda insaciable de algo más grande que nosotros mismos, algo absoluto. Sin embargo, cuando este deseo se encuentra con obstáculos que el sujeto considera insuperables, la energía que lo alimentaba no desaparece. Esa energía deja de ser impulso hacia lo absoluto y se convierte en obsesión con el obstáculo. Al verlo insuperable, subjetivamente consideramos que el obstáculo es infinito y, por tanto, nuestra aspiración al absoluto se vuelve absurda.

Esta transferencia del absoluto al obstáculo revela una dinámica fundamental en el estado anímico de los vencidos y los oprimidos. En nuestras derrotas personales, los sueños no realizados pueden convertirnos en “prisioneros” del obstáculo que nos frustra.

Aceptar que un deseo no se cumplirá puede ser devastador, y la carga emocional puede llevar a un ciclo de resentimiento y desesperanza. Sin embargo, entender este mecanismo puede ofrecer un camino hacia la liberación psicológica. Al reconocer cómo nuestros deseos no satisfechos afectan nuestra visión del mundo, podemos comenzar a buscar maneras de desvincular nuestro anhelo de lo absoluto de los obstáculos que enfrentamos.

A mi juicio, Simone Weil nos desafía a transformar nuestra relación con los obstáculos de la vida, y esta comprensión puede ser el primer paso hacia una liberación psicológica real.

No hay comentarios:

Publicar un comentario