Es consolador saber que
por mucho que se tuerzan nuestros pasos, el camino acaba llevándonos a lugar
que nos corresponde. Que, en otros términos, hay un destino y que todos los
caminos llevan a Roma si es Roma nuestro destino.
Es consolador,
indudablemente, pero esa idea no deja de convertirnos en juguete y nuestra vida
en juego del que no elegimos ni las reglas ni el fin de la partida. Nos limitamos
a ser actores. Un consuelo, sí.
Otros piensan que, consuele
o no, nos guste o no, más bien nos corresponde llevar el timón de nuestra vida, elegir destino, fin y medios, y hacer camino. Ser, en otros términos, autores de nuestra vida.
A esta cuestión se
refiere Cervantes, si lo entiendo bien. Y ahí lo dejo. Por si interesa:
«no hay más cierta astrología que la prudencia»,
Miguel de Cervantes, Los trabajos de Persiles y Sigismunda
No hay comentarios:
Publicar un comentario