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Jaime Ballester (2013) |
Pinocho hace un relato al hada. En él habla de la monedas. El
hada le pregunta dónde las ha guardado:
«- Las he perdido -contestó Pinocho; pero dijo una mentira,
porque las tenía en el bolsillo.
Tan pronto dijo la mentira, la nariz, que ya era larga, le
creció de repente dos dedos más».
Pinocho sigue mintiendo y la nariz sigue creciendo.
Es un tópico, elevado a categoría cultural, que
cuando Pinocho miente, le crece la nariz. Así ocurre en este capítulo y hemos
de tratar de ello, desentrañar su significado.
No obstante, antes conviene reparar en una
circunstancia de interés. A saber: no siempre coincide que Pinocho mienta y le
crezca la nariz. Se dan, de hecho, las siguientes combinaciones:
- le crece la nariz, pero no miente. Ocurrió, en el
capítulo 3, la primera vez que le creció la nariz. Estaba Geppetto tallando la
madera y, tras hacerle los ojos «le hizo la nariz; pero ésta, tan pronto estuvo
hecha, empezó a crecer; creció y creció y en pocos minutos era un narizón que
no acababa nunca».
Puesto que allí y aquí crece la nariz, pero en una
ocasión miente y en otra no, hemos de concluir que ha de haber una
circunstancia común a ambos momentos. Y no será la mentira. De hecho, a veces
- miente, pero no le crece la nariz. Así ocurre
cuando los asesinos intentan averiguar dónde tiene el dinero: él miente, pero
no le crece la nariz.
Se ve, por tanto, que hay gente que no merece la
verdad.
Y hay, finalmente, ocasiones en las que
- miente, y le crece la nariz. Queda claro, por tanto,
que el estereotipo al que aludimos antes no está totalmente justificado en el
texto collodiano puesto que la mentira, sin más, no es causa de que crezca la
nariz.
No obstante, cuando el hada ve que le crece la
nariz, inmediatamente se da cuenta de que Pinocho ha mentido. Quizá, después de
todo, la mentira y el alargamiento de la nariz tengan algo que ver. Le informa,
eso sí, de que hay mentiras de dos tipos:
«las mentiras que tienen las piernas cortas y las
mentiras que tienen la nariz larga».
Las mentiras que tienen las piernas cortas no van
muy lejos y, por eso, se las descubre enseguida. Tienen su interés, qué duda
cabe. Pero en este momento nos vamos a centrar en las otras. A ver qué tipo de
mentiras son las que tienen la nariz larga.
Cuando miente a los asesinos, no pasa nada. Son
mentiras con los pies cortos. La nariz crece cuando está con el hada (en este
capítulo) o con Geppetto (en el capítulo 3), es decir, cuando está con quien le
quiere ayudar, cuando está en el ámbito que hemos denominado del hogar, del
afecto, de la intimidad. No obstante, si bien es cierto que miente al hada, no
podemos decir lo mismo respecto a Geppetto.
¿Qué significa, entonces. que le crezca la nariz? Es un
lugar común señalar que la cara es el espejo del alma, que es un modo de decir
que en la cara se expresa lo que somos. Un rostro sonriente, serio,
preocupado,… manifiestan qué pasa en nuestro interior. En ese sentido, el
alargamiento de la nariz es una deformación del rostro que expresa la
deformación, la fealdad, interior. El muñeco simboliza esa tensión que se
requiere para llegar a ser hombre, hombre en plenitud. Y eso significa que la
realidad de nuestra vida la vamos construyendo con nuestros actos. Si las
acciones son inadecuadas, feas, entonces estamos construyendo una vida que no
corresponde con lo que debiéramos ser, con lo que estamos llamados a ser. No es
nuestro mejor yo, sino una caricatura, una deformación. Ese fraude, ese fracaso
existencial, es un olvido de nuestro (mejor) yo, una negación de lo que somos.
Es, en otros términos, una mentira a nosotros mismos. Eso hace Pinocho: miente
cuando dice al hada que ha perdido las monedas y miente ante Geppetto cuando,
en vez de reconocer y agradecer el don que está recibiendo, adopta un
comportamiento insolente. En ambos casos se niega a sí mismo, estropea su
propia imagen porque su conducta contradice su auténtico ser: no es lo que debe
ser.
Igual que cuando fumo me hago un fumador, cuando me miento a
mí mismo, entonces me estoy destrozando y eso lo expresa diciendo "le
crece la nariz", es decir, se le deforma la cara. No soy lo que debo ser,
ergo me destrozo como persona y entonces ya no podemos seguir adelante con
nuestra vida. Pinocho se vuelve a quedar atrapado:
«avergonzado, no sabía dónde esconderse e intentó escapar de
la habitación; pero no lo logró. Su nariz había crecido tanto que no pasaba por
la puerta».
En fin, confiemos en que el hada le eche una mano. Al fin y
al cabo, siempre podemos confiar en que los aprietos en que nos metemos nos
lleven a poner en juego nuestras mejores posibilidades, nuestras fuerzas más
íntimas. Y algo de eso era el hada.
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