martes, 31 de marzo de 2015
Calidad informativa
lunes, 16 de marzo de 2015
Nobleza y conciencia de sí
domingo, 15 de marzo de 2015
Del Olimpo al Hades
Del Olimpo al Hades
jueves, 12 de marzo de 2015
El gran Galeoto
El gran Galeoto
domingo, 8 de marzo de 2015
Cercanía a lo supremo
Con la claridad rotunda que le caracteriza, Søren Kierkegaard expresa en su Discurso en ocasión de una confesión que «cuanto más sagrado es lo que se busca, más cerca se está de ello».
En todos nosotros reside un impulso interior
que nos impulsa a buscar lo absoluto, lo eterno, aquello que consideramos
sagrado o de valor supremo. Junto a la dimensión subjetiva de esta búsqueda,
existe el aspecto objetivo de lo que se busca.
Anhelamos lo eterno y lo absoluto, no meramente lo valioso
en términos convencionales. Esta búsqueda se vuelve fascinante debido a la
revelación a la que alude Kierkegaard: el descubrimiento sorpresivo de que lo
eterno, lo verdaderamente significativo, ha estado presente desde el inicio de
nuestra búsqueda.
Por tanto, no se trata de un viaje iniciático hacia lugares
remotos o hacia una meta externa. Es algo más cercano y más profundo, al
alcance de la mano pero más arduo: consiste en reconocer que lo eterno impregna
nuestra existencia desde el principio. Así, la cercanía a lo sagrado se revela
no como algo que se gana a través de la acumulación de sabiduría o de la
realización de actos piadosos, sino como algo que se descubre al reconocer la
profundidad de nuestra propia búsqueda.
Este enfoque nos invita a reflexionar sobre la naturaleza de
nuestras propias búsquedas personales. ¿Estamos buscando fuera lo que ya reside
dentro de nosotros? ¿Cómo nos transforma el reconocimiento de que lo eterno y
lo sagrado ya forman parte de nuestra experiencia vital? En última instancia,
Kierkegaard nos desafía a reconsiderar no solo lo que buscamos, sino cómo
comprendemos la relación entre el buscador y lo buscado. Revela una profunda
verdad sobre la condición humana y nuestra interacción con lo trascendente,
subrayando que la relación adecuada con lo eterno es una de apertura, un
diálogo continuo con nuestro ser más profundo.