Cada uno es único, y así nos sentimos. Cada hombre un mundo, un universo, un país con normas distintas.
Indudablemente,
así somos y así nos sentimos.
Pero no
es menos indudable que lo esencial, lo humano, es lo mismo para todos. O algo
de esto le entiendo a Hesse:
«El
descubrimiento de que mi problema era el de todos los seres humanos, un
problema de toda vida y todo pensamiento, se cernió de pronto sobre mí como una
sombra divina y me llenó de temor y respeto al ver y sentir que mi vida y mis pensamientos
más íntimos y personales participaban de la eterna corriente del pensamiento
humano»,
Hesse,
H., Demian, 78
No hay comentarios:
Publicar un comentario