«¡No! No
será olvidado quien fue grande en este mundo y cada uno de nosotros ha sido
grande a su manera, siempre en proporción a la grandeza del objeto de su
amor. Pues quien se amó a sí mismo fue grande gracias a su persona, y quien
amó a Dios fue, sin embargo, el más grande de todo»
Kierkegaard, Temor y temblor
No hay comentarios:
Publicar un comentario