Qué son los conceptos o,
lo que es lo mismo, cuál es el estatuto de los universales, es asunto que se ha
tratado largamente en la historia del pensamiento.
Hay quienes sostienen (Platón, sin ir más lejos) que son la realidad más real, quedando este mundo como mera copia o participación, en cualquier caso un mundo sensible pero escasamente inteligible y como a medio hacer, imperfecto e inferior (aunque se enfade Nietzsche).
Hay quienes sostienen (Platón, sin ir más lejos) que son la realidad más real, quedando este mundo como mera copia o participación, en cualquier caso un mundo sensible pero escasamente inteligible y como a medio hacer, imperfecto e inferior (aunque se enfade Nietzsche).
Sin llegar a esos
extremos, Aristóteles sentencia que sobre lo particular no hay ciencia, que el
saber científico versa sobre los universales, los conceptos.
Hay, en definitiva, una
actitud que consiste en volver la espalda a lo particular, a lo existente, sea
porque es inferior, sea porque es difícilmente pensable, sea porque la ciencia
no puede hincarle el diente.
Kant en la Crítica de la razón pura briega con
estos asuntos, con las sensaciones, las formas, las categorías, las ideas… Y
queda delimitado, de-marcado, el ámbito de la ciencia, el dominio de la razón.
Y también la apertura al particular aber
ich denke überhaupt porque somos, sobre todo, seres pensantes. Razonar,
hacer ciencia, es un modo. Sólo eso. Hay más.
Decir que hay algo (sea
lo que sea “ese algo”) y nada más lleva al cierre, al -ismo.
Algo de esto le entiendo
a Ortega. Ahí lo dejo, por si interesa:
Ortega y Gasset, El hombre y la gente