Se vuelve a caer en errores del pasado reciente: Crispación, miedo inducido, desprecio ante categorías
enteras a las que se despoja de su carácter humano, respetable (judíos, negros, blancos, hombres, heterosexuales, no-vacunados).
Un poco de apertura mental, de reflexión, de conocimiento de
la historia y de la vida evitaría volver a repetir las histéricas y gregarias condiciones
sociales que auparon los movimientos totalitarios en el siglo XX.
Sabernos vulnerables y limitados (manipulables, por tanto)
paliaría un poco este clima.
La vida es la gran maestra. Y la historia, magistra vitae, maestra de la maestra.
Algo de esto le entiendo a Joyce cuando dice que «Para
aprender hay que ser humilde. Pero la vida es la gran maestra.
To learn one must be humble. But life is the
great teacher»,
Joyce, Ulises,
I, 2.