Moby Dick o la actitud ante el mal
Manuel Ballester
Abundan los autores a quienes el éxito y la fama les llegó
tardíamente, incluso después de muertos. Es el caso del autor de Moby Dick.
Herman Melville (1819-1891) empezó su carrera literaria narrando aspectos autobiográficos. Su captura por una tribu caníbal en Taipi: Un Edén Caníbal (Typee: A Peep at Polynesian Life, 1846) o cómo sobrevivió tras salir de la cárcel en Omoo: A Narrative of Adventures in the South Seas (1847). Su tercera obra (Mardi, and a Voyage Thither, 1849) supuso un cambio notable de enfoque y cosechó un rechazo rotundo. A partir de ahí Melville intenta conectar con su público pero experimenta más fracasos que éxitos hasta el punto de que cuando fallece (28 de septiembre de 1891, hace ahora 130 años) es un escritor casi desconocido. De hecho, las noticias necrológicas cometieron errores tanto en su nombre como en el título de su obra maestra a la que denominaron “Mobie Dick”.