El perro de Maluma
Manuel Ballester
La
llamada clase política no goza de buena prensa. Es frecuente hablar de ellos en
términos despectivos, como una panda de rascaboinas. No digo que sea verdad.
Digo que a veces se detecta esa opinión, a sabiendas de que la opinión (por
pública que sea) no tiene por qué coincidir con la verdad.
Sorprende,
por eso, que cuando los políticos se ponen de acuerdo, entonces empiezan a
tener más que buena prensa: los medios de comunicación les hacen la ola. Que es
como si un acuerdo entre mafiosos fuera, sólo por haberlo pactado, digno del Nobel
de la paz. La sabiduría popular, tan certera como puñetera, va por otro lado
cuando sentencia aquello de reunión de pastores, oveja muerta.