martes, 29 de diciembre de 2020

El diablo en Nochebuena

 



Nikolái Gógol, Nochebuena en Ucrania

 

 

 

Manuel Ballester

 

 

El relato del nacimiento de Cristo que transmiten los evangelios refiere el modo en que Dios, en la plenitud de los tiempos, decide tomar cuerpo, iluminar la noche, dignificar la infancia, bendecir a la familia como imagen de la Trinidad, hogar del hombre… Dios decide, y así sucede.

La Nochebuena expresa el modo en que hombres de distintos tiempos han entendido, vivido y sentido ese nacimiento. Sobre ese trasfondo, cada época, cada cultura, ha ido festejando, alegrándose, de mil modos. La celebración ha tomado forma de villancicos, canciones, música, cuentos y mil concreciones del arte.

Cabe entroncar con esa tradición la novela Nochebuena (1832) de Nikolái Gógol (1809-1852). Tras un primer fracaso en el ámbito de la literatura, el ucraniano Nikolái Gógol acepta un trabajo burocrático en San Petersburgo. Allí siente el abandono y la nostalgia de su patria chica. Escribe entonces en ruso Veladas en un caserío próximo a Dikanka (1832), una serie de novelas cortas, relatos populares de la gente de Ucrania, entre las que se encuentra Nochebuena.

miércoles, 23 de diciembre de 2020

Ámbitos de la personalidad

Es corriente pensar que todo es grandeza en quien es grande y que, por lo mismo, todo es torpe en el mísero. Es corriente pero es falso.

Más bien parece que podemos destacar en ciertas dimensiones de la personalidad y ser una nulidad en otras.

Algo de esto le entiendo a Le Bon. Ahí lo dejo. Por si interesa:

 «En todo aquello que se refiere a sentimientos -religión, política, moral, afectos, antipatías, etc.-, los hombres más eminentes no sobrepasan, sino en raras ocasiones, el nivel de los individuos corrientes. Entre un célebre matemático y su zapatero puede existir un abismo en su rendimiento intelectual, pero desde el punto de vista del carácter y de las creencias, la diferencia es frecuentemente nula o muy reducida;

jueves, 17 de diciembre de 2020

Razón e individualidad

El elemento consciente, racional, de nuestra vida convive con una dimensión inconsciente; irracional, por tanto. Lo inconsciente podría fraguarse por aluvión, por tradición. Lo inconsciente mostraría, entonces, lo común. Mientras que la racionalidad consciente construiría la individualidad.

Algo de esto podría decir Le Bon. Ahí lo dejo. Por si interesa:

 «La vida consciente del espíritu no representa sino una parte muy pequeña en comparación con su vida inconsciente […] La mayoría de nuestros actos cotidianos son el efecto de móviles ocultos que se nos escapan;

martes, 15 de diciembre de 2020

Cronin: Vivir en La ciudadela

 



Cronin: vivir en La ciudadela

 

 

 

Manuel Ballester

 

 

A.J. Cronin (1986-1981) fue un médico católico que obtuvo gran resonancia en el ámbito de la literatura. Varias de sus novelas fueron bestsellers traducidas a numerosos idiomas. Y  algunas fueron llevadas al cine. Entre ellas destaca La ciudadela (1937) a la que King Vidor llevó a la gran pantalla el año siguiente a su publicación.

La ciudadela sigue los pasos de Andrew Manson desde su primer destino como médico hasta su madurez profesional. Basada en la experiencia personal de Cronin, contribuyó notablemente a establecer el servicio nacional de salud en el Reino Unido.

El relato muestra cómo la personalidad de Manson va fraguándose en contacto con la institución sanitaria, los pacientes, los colegas,…

domingo, 13 de diciembre de 2020

El individuo en el grupo

La vieja idea de que el todo es más que la suma de sus partes se cumple también cuando hablamos de agrupaciones humanas. Y, como consecuencia evidente, resulta que el individuo que se integra en una agrupación social no es ya “simplemente” individuo sino algo distinto.

Algo de esto le entiendo a Le Bon. Ahí lo dejo. Por si interesa:

«en el conjunto que constituye una masa no existe en absoluto una suma y un término medio de los elementos, sino una combinación y una creación de características nuevas. Lo mismo sucede en química. Puestos en mutua presencia ciertos elementos -las bases y los ácidos por ejemplo-, se combinan para formar un cuerpo nuevo dotado de propiedades diferentes de las de aquellos que han servido para constituirlo; 

martes, 8 de diciembre de 2020

Entusiasmo por la realidad

 




Entusiasmo por la realidad

 

 

 

Manuel Ballester

 

 

Desde ciertos enfoques de la literatura (y de la vida, si es que finalmente no son lo mismo) el encabezamiento de esta sección puede parecer paradójico y necesitar una justificación.

Alude a dos polos: la realidad y nuestra actitud ante ella.

La realidad tiene, a veces, mala prensa. De aguafiestas, incluso. Se dice que el escritor, el lector, vive bien en la ficción, en la teoría, en la ilusión, pero luego hay que ir a la cruda realidad. Que es como decir que la realidad es penosa y todo lo demás son edulcorantes que ayudan a pasar ese mal trago. El arte sería el opio del pueblo, el narcótico que oculta la realidad.

lunes, 7 de diciembre de 2020

La inteligencia, raíz de la libertad

 


Entusiasmo por la realidad (3):


 La inteligencia, raíz de la libertad

 

 

Manuel Ballester

 

 

El vuelo elegante de un ave ha servido innumerables veces de inspiración a poetas y pensadores (si es que, finalmente, no son lo mismo). Volar, ascender, planear, descender en picado y virar en el momento oportuno: qué sensación de gozo, de plenitud. Y de libertad. Más aún: belleza.

Sabemos, por otra parte, que el mundo animal está regido por el instinto, por la pauta interna que establece cuidadosamente el comportamiento adecuado o, lo que es lo mismo, por la respuesta precisa ante el estímulo específico. Es gozoso y bello. Pero no es libre. Y no lo es porque falta un elemento esencial de la libertad.

viernes, 4 de diciembre de 2020

Golding: El señor de las moscas

 


El señor de las moscas

 

 

 

Manuel Ballester

 

 

Una de las obras más célebres de William Golding (1911-1993) es, sin duda, El señor de las moscas (Lord of the Flies, 1954). Ha conocido dos versiones cinematográficas: una de Peter Brook (1963) y otra dirigida por Harry Hook (1990), lo cual es muestra tanto de la fecundidad e interés del asunto que aborda cuanto de lo acertado de la forma en que se narra la historia.

Cuando la Academia sueca le concedió el premio Nobel (1983), el jurado comparó a Golding con Herman Melville ya que ambos “iluminan la condición humana en el mundo actual”. En ese sentido, se ha dicho que la novela plantea una concepción de la naturaleza humana contrapuesta a la bondad natural del buen salvaje que sostiene El Emilio, de Rousseau.

jueves, 3 de diciembre de 2020

El individuo en la masa

Ocurre que a veces nos integramos en escuelas de pensamiento o de opinión, seguimos estilos, nos dejamos llevar por modas y modos de ser; en definitiva, nos integramos en movimientos gregarios. Entonces sentimos y actuamos de un modo distinto a como pensamos, sentimos y actuamos individual, personalmente.

Ganamos fuerza. Y el calor del grupo. Perdemos personalidad y sutileza.

Si hemos de creer a Le Bon, ese es el primer rasgo constitutivo de una masa, una muchedumbre que actúa y siente unitariamente.

 Ahí lo dejo. Por si interesa:

«El hecho más llamativo que presenta una masa psicológica es el siguiente: sean cuales sean los individuos que la componen, por similares o distintos que puedan ser su género de vida, sus ocupaciones, su carácter o su inteligencia, el simple hecho de que se hayan transformado en masa les dota de una especie de alma colectiva que les hace sentir, pensar y actuar de un modo completamente distinto de como sentiría, pensaría y actuaría cada uno de ellos por separado

 

martes, 1 de diciembre de 2020

Hemingway: El viejo, la suerte y el mar

 


El viejo, la suerte y el mar

 

 

 

Manuel Ballester

 

 

Cuando Ernest Hemingway (1899-1961) publica la novela corta El viejo y el mar (1952) cuenta ya con un prestigio y una trayectoria literaria importante. De hecho, si El viejo y el mar le valió el Premio Pulitzer (1953), fue el conjunto de su obra lo que le hizo merecedor del Premio Nobel (1954). Hablamos, por tanto, de un narrador experimentado en la madurez de su carrera.

El relato mantiene un tono de firme y cordial melancolía cercano al estoico Sustine et abstine: enfocar la existencia con actitud sólida, soportando los reveses de la vida y renunciando a fantasías e ilusiones sin fundamento.