miércoles, 31 de enero de 2024

Contemplar y admirar

Vivir contento (más aún, vivir entusiasmado) es posible. Eso sí, hay que aprender a mirar.

Algo de esto le entiendo a Hölderlin cuando, hablando de Salamina dice:

«Se mire a donde se mire, siempre se encuentra una alegría enterrada, 73.

Wohin man siehet, liegt eine Freude begraben»,

Hölderlin, F., Hyperion oder Der Eremit in Griechenland, 81.

martes, 30 de enero de 2024

Mirada y enfrentamiento

La vida humana no es algo solitario.

En muchos sentidos, pues, hay contacto y proximidad. A veces para mirarnos cálidamente a los ojos, a veces para enfrentarnos abiertamente.

Influimos y somos influidos. En el contacto algo dejamos y algo se nos queda.

Algo de esto le entiendo a Camus cuando dice que

«un rostro que combate tan cerca de las piedras ya es piedra él mismo

un visage qui peine si près des pierres est déjà pierre lui-même»,

Camus, Le mythe de Sisyphe, 165

lunes, 29 de enero de 2024

Relato y sentido

La mente humana trabaja con unidades significativas, con estructuras que dotan de sentido. La inteligencia trabaja con relatos, narraciones, historias.

La modernidad, en cierto sentido, ha intentado imponer un relato (la ciencia) como el único válido (frente a fábulas, filosofías, religiones). El resultado es, según sentencia Lyotard, que ya no creemos en ningún relato. Dicho de otro modo: hemos perdido el norte, la capacidad de entender el mundo y entendernos, de asombrarnos, alegrarnos y disfrutar. Por ahí no era.

Algo de esto le entiendo a Camus cuando dice que

«Los mitos están hechos para que la imaginación los anime;

Les mythes sont faits pour que l’imagination les anime»,

Camus, Le mythe de Sisyphe, 164

viernes, 26 de enero de 2024

Lo mejor y lo peor

Hay quienes tienen una opinión nefasta sobre el ser humano. Motivos no faltan, por otra parte.

Pero cuanto peor sea la opinión, mayor es la sorpresa. Porque tampoco faltan motivos para maravillarse.

Algo de esto le entiendo a Houellebecq cuando habla del hombre como de

«esa especie dolorosa y mezquina, apenas diferente del mono que, sin embargo, tenía tantas aspiraciones nobles […] que no dejó nunca de creer en la bondad y en el amor»,

Houellebecq, Las partículas elementales, 316

jueves, 25 de enero de 2024

Las tareas y los hombres

Lo que justifica una vida en el ámbito humano, es decir, una vida individual, una familia, una institución o toda una cultura como la occidental, es que tienen sentido, que están para algo. Ese algo tiene muchos nombres: sentido, tarea, misión, vocación…, que por nombres no va a quedar.

Cuando lo humano (individuo o institución, tanto da) se limita a dejar transcurrir el tiempo lo más gozosamente posible pero se olvida el sentido, ya no merece la pena.

Esto le ocurrió a los lotófagos de la Odisea, según cuenta Homero. Y algo de esto le entiendo a Houellebecq cuando dice:

«se están extinguiendo con serenidad […]. De hecho, asombra ver la dulzura, la resignación y tal vez el secreto alivio con los humanos aceptan su propia desaparición»,

Houellebecq, Las partículas elementales, 315

miércoles, 24 de enero de 2024

Frustración y deseo

Hay una actitud que consiste en reducir la frustración restringiendo los deseos y expectativas. Está poco extendida pero tiene su coherencia porque todo tiene un precio.

Si lo entiendo bien, a eso se refiere Camus cuando habla de la frustración de Sísifo:

Su suplicio indecible «es el precio que hay que pagar por las pasiones terrestres;

c’est le Prix qu’il faut payer pour les passions de cette terre»,

Camus, Le mythe de Sisyphe, 164

martes, 23 de enero de 2024

Esfuerzo y Esperanza

Contribuir a la realización de algo o, lo que es lo mismo, poner nuestras capacidades al servicio de algo, nos hace sentir orgullo y gozo.

Algo de esto le entiendo a Camus cuando afirma que

«los dioses habían pensado con cierta razón que no hay castigo más terrible que el trabajo inútil y sin esperanza»,

Camus, El mito de Sísifo, 163


lunes, 22 de enero de 2024

Conocer y conocernos

Que lo semejante se conoce por lo semejante es una doctrina que viene, al menos, de Empédocles (allá por el siglo V aC) y se concreta en que tanto da que queramos conocer el cielo o el cieno: sólo podemos conocer algo si hay en nuestro interior algo similar.

Algo de esto le entiendo a Hölderlin cuando dice:

«Si sobre ti y ante ti no encuentras más que el vacío y el desierto, es porque en tu interior no hay más que vacío y desierto, 71-72.

Über dir und vor dir ist es freilich leer und öde, weil es in dir leer und öd’ ist»,

Hölderlin, F., Hyperion oder Der Eremit in Griechenland, 80.


viernes, 19 de enero de 2024

Masa y sociedad

Una sociedad humana en algo se parece a un rebaño (sociedades cerradas, en la terminología de Bergson). El hombre-masa es el cordero (o el lobo, tanto da) de esas agrupaciones. Es el individuo que toma su fuerza del hecho de pertenecer visceralmente al grupo.

Aporta número (y la fuerza del número) pero no enriquece cualitativamente su colectividad.

Una sociedad humana se parece en algo a un rebaño. Precisamente en lo que hay de menos noble.

Puede ser de otro modo. Eso le entiendo a Houellebecq cuando dice que

«para que la sociedad pudiera sobrevivir era indispensable un cambio fundamental: una mutación que restauraría de forma creíble el sentido de la colectividad, de la permanencia y de lo sagrado»,

Houellebecq, Las partículas elementales, 313

jueves, 18 de enero de 2024

Vida y sentido

A los animales les basta una buena vida, un tiempo para llevar a cabo las posibilidades de su naturaleza que, al final, son modos de comer, crecer, reproducirse y morir.

A los animales les basta.

Al hombre le sabe a poco. Falta algo importante. O algo de esto le entiendo a Houellebecq cuando dice que

«la vida siempre nos rompe el corazón. Por mucho valor, sangre fría y humor que uno acumule a lo largo de su vida, siempre acaba con el corazón destrozado. Y entonces uno deja de reírse. A fin de cuentas ya sólo quedan la soledad, el frío y el silencio. A fin de cuentas, sólo queda la muerte»,

Houellebecq, Las partículas elementales, 292

martes, 16 de enero de 2024

Muerte y sentido

Todos los días muere gente. Según vamos cumpliendo años, muere más y más gente conocida.

Es un dato, un hecho.

No obstante, parece como si eso no fuera con nosotros. Como si supieramos que, en el fondo, somos inmortales.

Algo de de esto le entiendo a Houellebecq cuando dice que

«el hombre no está hecho para aceptar la muerte: ni la suya ni la de los demás»,

Houellebecq, Las partículas elementales, 284

lunes, 15 de enero de 2024

Vida, sentido y destino

Lo que hacemos expone a la vista de todo el mundo lo que pensamos, nuestras ideas y creencias, que diría Ortega. Por eso, cuando nuestro interior es un batiburrillo, no atinamos.

Algo de esto le entiendo a Houellebecq cuando hace decir a Annabelle que quiere un hijo y a Michel: «Es una idea rara… -dijo entre dientes-. Reproducirse cuando uno no ama la vida»,

Houellebecq, Las partículas elementales, 275

miércoles, 10 de enero de 2024

Conocimiento o rutina

Decía Aristóteles que el ansia de saber está inserto en la naturaleza humana; hoy habría dicho que está en su ADN. De modo que, si en algún hombre no se manifiesta, habría que hablar de una anomalía, una deformidad, en suma.

Algo de esto parece pasar hoy, si entiendo bien a Houellebecq cuando dice:

«El deseo de conocimiento es curioso… Muy poca gente lo siente, ¿sabe?, incluso entre los investigadores; la mayoría se conforman con hacer carrera, se desvían rápidamente hacia la administración; sin embargo, en la historia de la humanidad tiene una tremenda importancia»,

Houellebecq, Las partículas elementales, 269