La sorprendente rebelión
de las masas consiste en alzarse, sublevarse, amotinarse… para exigir que ...¡El
Leviatán nos domine! El jolgorio máximo, vamos.
Algo de esto, pero mejor dicho,
le entiendo a Ortega. Ahí lo dejo. Por si interesa:
«A esto lleva el
intervencionismo del Estado: el pueblo se convierte en carne y pasta que
alimentan el mero artefacto y máquina que es el Estado. El esqueleto se come la
carne en torno a él. El andamio se hace propietario e inquilino de la casa».
Ortega y Gasset, La rebelión de las masas.
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