A veces Ortega exagera un
poco, la verdad.
Aunque, quién sabe, quizá
pensar sea un exceso, una sobreabundancia. Un plus o, como dirían algunos: una pasada.
Porque el ser pensante intuye,
siente, sabe que siempre hay más.
Quien lo probó, lo sabe.
No sería, por tanto, la
primera vez que Ortega exagera. Ahí lo dejo. Por si interesa:
«pensar es, quiérase o
no, exagerar. Quien prefiera no exagerar tiene que callarse; más aún: tiene que
paralizar su intelecto y ver la manera de idiotizarse»,
Ortega y Gasset, La rebelión de las masas.
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