jueves, 28 de noviembre de 2024

Libertad y condicionamientos



 

La libertad tiene buena prensa, pero ¿sabemos realmente qué es?

En la Grecia clásica y en buena parte de las civilizaciones antiguas, la libertad era entendida de un modo negativo. Significaba no ser esclavo, no haber sido capturado ni vendido. No obstante, existe también una contrapartida positiva: tener la capacidad de decidir por uno mismo. A diferencia del esclavo, cuyo principio de acción es su amo, quien es libre tiene su principio de acción en su interior.

Epicteto, que era socialmente esclavo, cuestiona esa visión al señalar que siempre hay condicionantes en nuestras acciones (ser esclavo o libre, griego o bárbaro, sano o enfermo). Ser libre, entonces, no consiste en carecer de condicionantes, sino en elegir cómo vamos a lidiar con las condiciones que nos han tocado.

La libertad, por lo tanto, tiene que ver con elegir, con decidir. Tiene un sentido positivo, constructivo. Me afirmo frente a mis circunstancias: las convierto en material para la construcción de mi vida.

Galindo y Ujaldón sostienen que «La libertad en su sentido moderno es fruto de una relación singular con el Estado y sus leyes: una relación de resistencia ante sus abusos», (Galindo-Ujaldón, La cultura política liberal). Si tienen razón, la modernidad supone una creciente intrusión del Estado en nuestras vidas. Y en ese sentido, la libertad de los modernos no se aleja mucho de la acepción negativa de los antiguos.

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