Dice CS Lewis que «diablo es lo contrario de ángel tan sólo como un hombre malo es lo contrario de un hombre bueno» (Prólogo a Cartas del diablo a su sobrino).
Y tendemos a considerar que animales, ángeles y demonios, buenos
y malos, son como son, sin más.
Aunque no hay animales buenos y malos. Porque no han podido
elegir: nacen destinados a ser carnívoros o herbívoros, a volar o nadar. Por
las rendijas de los matices podría escurrirse la libertad de los espíritus
humanos y angélicos, sea símbolo o realidad (si es que, al final, no son lo
mismo).
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