Vieja escuela: lo que la herida enseña (y lo que copiar revela)
En la literatura, como
en la vida, hay una tensión constante entre dos polos: el ideal de perfección y
la experiencia de la herida. Tobias Wolff, en su novela Vieja escuela,
pone esa tensión en el centro de una historia de formación. Pero más allá del
argumento, lo que queda es una pregunta incómoda: ¿es posible construir una voz
auténtica sin antes haber imitado otras? ¿Y cómo entender la herida (física,
moral, intelectual) no como un obstáculo, sino como una condición de
posibilidad?