miércoles, 19 de diciembre de 2012

0. Para leer a Pinocho


Los cuentos de hadas son la única realidad de la vida.

Así de sencillo y rotundo se expresa Saint-Exupéry en una carta publicada en el volumen Lettres à l’inconnue inédita en español, hasta donde sé.

Hace algún tiempo trabajé sobre Saint-Exupéry y su obra. El resultado fue un libro que, bajo el título La búsqueda de sí mismo, ya ha conocido un par de ediciones. La reedición de una obra es algo gozoso para quienes participan en la obra: los lectores, fundamentalmente, pero también editores y autores.

Y para mí significa que el enfoque con el que se realizó aquel trabajo no es totalmente insatisfactorio. Merece la pena realizar un tratamiento similar sobre otra obra igualmente profunda, un cuento de hadas, por tanto.

Y la elección ha recaído sobre Pinocho.

El entrañable Pinocho, un personaje conocido por todos pero, me temo, más por la versión adaptada, edulcorada y simplificada de Disney que por la original de Collodi. Se abre así un campo de juego que me parece de interés: todos creemos conocer las aventuras de este muñequito que quiere ser un muchacho de verdad. Pero eso que creemos conocer quizá nos dificulte para realizar una operación importante: leer y entender la historia, el relato originario salido de las manos de Carlo Collodi.

El relato clásico, no sus adaptaciones ni tampoco el autor y su entorno.

Hacer comparecer al autor para que muestre sus filias y fobias, sus ascendientes y herederos, sus lecturas y vivencias, el modo en que asimila su entorno sociocultural y lo plasma en la historia se ha demostrado fecundo a la hora de proporcionar argumento a investigaciones universitarias que conducen a cátedras y doctorados. Aristóteles lo compara al paciente acarreo de ladrillos y materiales de construcción que lo mismo sirven para construir un templo que una pocilga, pero es la disposición ideada por el genio arquitectónico y no el material lo que distingue a uno y otra.

No quisiera yo privar a nadie de transitar por los caminos de la erudición. Tampoco quisiera fatigarme en esta tarea propedéutica ni, mucho menos, cansar al lector que puede encontrar abundante material donde fácilmente averiguará que Carlo Collodi es el seudónimo empleado por Carlo Lorenzo Fillipo Giovanni Lorenzini quien probablemente tomo el nombre Collodi del pueblecito cercano a Florencia del que era originaria su madre.

Lorenzini tradujo al italiano cuentos de Perrault en 1875: esta fue su primera aproximación a la literatura para niños.

En 1880 su amigo Ferdinando Martini fundó Il Giornali per i bambini, primera publicación periódica para niños en Italia. Ferdinando pidió a todos sus amigos que le enviasen colaboraciones. Collodi envió “unas niñerías para que Martini haga con ellas lo que quiera”; así nació la Storia di un burattino que se prolongó hasta que Collodi lo dio por terminado en el capítulo XV. Después, a ruegos de Martini por petición de muchos lectores, reaparece la historia que ahora se llamará Las aventuras de Pinocho, título que mantendrá cuando aparezcan todas las colaboraciones juntas, en forma de libro de 36 capítulos.

Y ese es el clásico al que iré refiriéndome en sucesivas entradas de este blog.

Un poco de bibliografía.

Sólo un poco. Voy a procurar reducir al máximo las referencias externas al texto de Collodi. Junto al texto italiano y su versión española, me han resultado de interés otras obras de las que quisiera dejar constancia. Se trata de un par de estudios sobre Pinocho y obras sobre la simbología en general y la particular de los cuentos de hadas.

Collodi, C., Le avventure di Pinocchio, Note di Fruttero & Lucentini, Ed. Mondadori, 2000. Habitualmente sigo esta edición, dando una versión española mía. Cuando no sea así, seguiré la de Esther Benítez: Las aventuras de Pinocho, Alianza, 2001.

Biffi, G., Contro Maestro Ciliegia. Commento teologico a “Le avventure di Pinocchio”, Mondadori, Milano, 1998.

Manganelli, G., Pinocchio: un libro parallelo, Einaudi, Torino, 1982.

Bettelheim, B., Psicoanálisis de los cuentos de hadas, Vers. Silvia Furió, Ed. Crítica, Barcelona, 1999.
Cirlot, E., Diccionario de símbolos, Círculo de Lectores, Barcelona, 1998.


9 comentarios:

  1. Leí tu libro sobre El Principito. Me encantó.
    Seguiré esto de Pinocho con interés.

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    1. Gracias.
      Intentaré estar a la altura, es decir, disfrutar tanto como lo hice con El Principito.

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  2. Y parecía un simple cuento infantil. Voy a tener que leérmelo. Espero con impaciencia las primeras entradas en tu blog.
    Buena suerte

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    1. Es un simple cuento infantil.
      Pero como somos tan complicados, entender lo simple nos cuesta trabajo. Para eso haría falta ser como niños: infantiles sin ser pueriles

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  3. Los mejores cuentos de hadas son los de Georges MacDonal, sin duda.

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  4. Juan José García Navarro20 de diciembre de 2012, 1:05

    Ánimo con este blog. A ver qué nos enseñas sobre Pinocho. Felices Fiestas Manolo

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    1. Hola, Juanjo, me alegra verte por aquí. Intentaré estar a la altura de las expectativas.
      Feliz Navidad

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