No se puede cuestionar
todo. Para entenderse y avanzar, hace falta asumir (dar por válido) un punto de
partida.
Quizá por eso, ocurre a
veces que se concede algo sin análisis detenido.
Así, por ejemplo,
respecto a la igualdad es frecuente sostener que la naturaleza nos hace
iguales. Incluso Descartes cedió (si bien, como es frecuente en el gremio
filosófico, parece que es concesión irónica) al señalar que todos somos igual
de listos (le bon sens c’est la chose la mieux partagée) o eso nos creemos (car
chacun pense en être si bien pourvu…). Luego viene la vida y muestra que sí, que
todos somos iguales “pero unos somos más iguales que otros”. En fin.
Y en estos asuntos de la
Boétie aporta también su granito de arena. Y ahí lo dejo. Por si interesa:
«la naturaleza, ministro de Dios, gobernante de los
hombres, en cierto modo nos ha creado y vertido en el mismo molde, para
mostrarnos que todos somos iguales o, mejor dicho, hermanos»,
Étienne de la Boétie, Discurso de la servidumbre voluntaria.
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