lunes, 4 de octubre de 2021

En el universo de Tom Clancy

 


En el universo de Tom Clancy

 

 

 

Manuel Ballester

 

 

La ingente obra de Tom Clancy (1947-2013) es sobradamente conocida. El 1 de octubre se cumple el aniversario de su muerte en Baltimore, donde había nacido y de cuyo equipo de béisbol (el Baltimore Orioles) fue propietario.

Han sido llevadas al cine muchas de sus novelas de espionaje excelentemente bien documentadas. Giran fundamentalmente en torno a la Agencia americana de inteligencia (la Cia), en el contexto de la guerra fría o del terrorismo internacional.

Clancy estudió literatura inglesa en el Loyola college de Baltimore. Comenzó a trabajar de corredor de seguros y fracasó en su intento de incorporarse al ejército debido a su deficiencia visual.

Irrumpió en el ámbito literario con La caza del Octubre rojo (The Hunt for Red October, 1984). Había vertido en la obra su pasión por la vida militar, escribiendo de un modo que será característica de Clancy: muy documentado y creible. De hecho, recibió el elogio público del presidente de los Estados Unidos, Ronald Reagan.

En esta primera obra aparece uno de los personajes emblemáticos de Clancy: Jack Ryan, hasta el punto de que hay quien habla de la “saga de Ryan” o, incluso, Ryanverse “universo Ryan” para referirse (junto a La caza del Octubre rojo) a Juego de patriotas (1987), El cardenal del Kremlin (1988), Peligro inminente (Clear and Present Danger, 1989), La suma de todos los miedos (The Sum of All Fears, 1991) y algunas “precuelas” sobre los orígenes de Jack Ryan (su juventud, ingreso en la Cia, etc.). En el cine, Jack Ryan ha sido interpretado por actores de la talla de Alec Baldwin, Harrison Ford, Ben Affleck, Chris Pine y John Krasinski.

La trama de Deuda de honor (1994) y Órdenes presidenciales (1996) desarrolla muy verosímilmente atentados terroristas (un avión que se estrella sobre el Capitolio) contra Estados Unidos. Tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 algunos quisieron ver en él un visionario, un Nostradamus o, simplemente, un gran analista.

Las novelas y películas de espías, con terroristas, agentes de la Cia suelen presentar unos tipos humanos desarraigados, en el sentido profundo que da Simone Weil al enracinement, el arraigo. No es infrecuente que tanto unos como otros vivan en universos lúgubres, rotos, en los que las personas de ambos bandos juegan una partida en la que se saben simples peones al servicio de intereses que les exceden. El sistema (la Cia, la Urss…) tiene unas finalidades y actúa a través de sus “agentes”; el sistema absorbe y anula la humanidad del agente. Da igual que sea brillante y disfrute del placer del Martini y las chicas, como James Bond, o que vaya sucumbiendo poco a poco a la imposibilidad de llevar una vida apacible, normal. Alguien tiene que quitar la “basura” para que las calles estén limpias, alguien tiene que “ensuciarse” para velar por la seguridad de los ciudadanos.

Los personajes de Clancy no son así. No están desarraigados. Todo lo contrario. Hay grandes conspiraciones, atentados terroristas con grandes objetivos (desencadenar una guerra entre Estados Unidos y la Urss, por ejemplo) pero los personajes no están (o no todos están) anulados por el sistema.

Podemos ilustrar esto con un somero vistazo a La caza del Octubre Rojo.

Jack Ryan es un tipo competente, con una excelente relación humana con sus colegas y amigos, con una estupenda relación con su mujer e hija (es un hombre de familia, no un lobo solitario). Cuando recurre a expertos que le ayuden en aspectos técnicos que él no domina, suelen ser también amigos. Diríamos que la relación dominante (dentro de la Cia y entre los miembros de la tripulación de barcos y submarinos) es de camaradería, confianza, cariñosas tomaduras de pelo…

Podría pensarse que Clancy lleva a cabo un planteamiento maniqueo poniendo toda la bondad en la parte del bando americano reservando “el lado oscuro” para su antagonista. Pero no es así.

A bordo del submarino nuclear Octubre Rojo viaja el prestigioso capitán soviético Marko Ramius, magníficamente interpretado por Sean Connery en la versión cinematográfica. Marko vive en un sistema que hace de la desconfianza una pieza fundamental: él es el capitán, pero a bordo viaja un comisario político y varios agentes del KGB. Conocedor del universo soviético en el que vive, Makro consigue elaborar un brillante plan de acción en el que, de alguna manera, el motor fundamental es el amor a su mujer y se articula sobre la construcción de un grupo de oficiales entre los que hay confianza.

El mundo de Clancy es brillante, de altos vuelos, técnicamente bien construido pero sobre todo, es un mundo humano, de hombres que viven al borde del peligro. De personas que tienen ante sí la posibilidad de desarraigo, de vivir según el viento que sopla. Algunos sucumben pero los mejores resisten y vencen. Y con ellos vence lo mejor del ser humano. Y eso nos regocija como lectores y como personas. Quizá por eso leer a Clancy es siempre un placer.


Publicado en  Aleteia, 1/10/2021:

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