viernes, 31 de mayo de 2024

Romanticismo o las canas de Penélope

 





Romanticismo o las canas de Penélope

 

 

 

Manuel Ballester

 

 

Cada época tiene su sensibilidad que se plasma en un conjunto de ideas sobre el mundo y la vida. Y esa sensibilidad es, para los hombres de esa época, tan natural como el aire que respiran. Son ideas y creencias en las que se está o, como diría Ortega, que más que tenerlas, “nos tienen”. No son necesariamente falsas; no son necesariamente verdaderas. Descubrirlas, cuestionarlas y ponderarlas es la arriesgada tarea que los intelectuales de cada época pueden asumir.

Es un riesgo porque la mayoría de la gente se siente agredida y violentada cuando alguien señala que alguna de estas ideas podría ser incompleta, deficiente o cualquier otro matiz de este tipo. A modo de ejemplo, piénsese en la época en que todos usaban peluca blanca para simular las canas de la vejez. Ahí la idea en la que todos creen es que la vejez es la mejor edad del hombre y, precisamente por eso, los jóvenes disimularon su edad y nadie osó defender entonces los valores juveniles. Los ejemplos, en fin, podrían multiplicarse.

jueves, 30 de mayo de 2024

Precio del desprecio de los valores

Cada época siente la vida de un modo peculiar.

También nuestro tiempo tiene sus luces y sombras; nos impulsa a pensar y sentir ciertos aspectos y descuidar otros. Y eso tiene un coste, claro.

Algo de eso le entiendo a Houellebecq:

«Los problemas de valores de la vida humana, de los que nunca se hablaba abiertamente, siguieron dando vueltas en todas las cabezas; se puede afirmar sin la menor duda que en parte contribuyeron, en el curso de las últimas décadas de la civilización occidental, al establecimiento de un clima general depresivo e incluso masoquista»

Houellebecq, Las partículas elementales, I, 12.

miércoles, 29 de mayo de 2024

El camino hacia lo humano

 

Dominar las ciencias, cualquiera de ellas, tiene su dificultad y su premio. Porque dominar tiene que ver con sentir que estamos por encima de lo que sabemos.

Pero, aunque se habla de ciencias humanas, sociales, culturales, etc,, lo humano en nosotros y en los demás se esconde. No se deja dominar por ese método que llaman científico.

Hay que recorrer otros caminos: quien lo probó, lo sabe.

Algo de esto le entiendo a Houellebecq cuando se mete en la cabeza de un ilustre científico:

«El universo humano —empezaba a darse cuenta— era decepcionante, lleno de angustia y de amargura. Las ecuaciones matemáticas le daban una íntima y serena alegría. Avanzaba en penumbra, y de pronto encontraba una salida»

Houellebecq, Las partículas elementales, I, 11

martes, 28 de mayo de 2024

Aspiración a la grandeza

La aspiración a la grandeza está profundamente arraigada en la naturaleza humana. Y nos llena de ánimo y alegría.

Saber que hay niveles, escalones, grados. Y que siempre podemos ir a más, es algo profundamente humano.

O algo de eso le entiendo a Houellebecq cuando dice que

«el ser humano tiene tendencia a establecer jerarquías, y aspira con entusiasmo a sentirse superior a sus semejantes»

Houellebecq, Las partículas elementales, I, 11

jueves, 23 de mayo de 2024

Fidelidad a sí mismo

A veces nos desorientamos en la vida. No sabemos qué nos ha pasado, cómo hemos llegado a esta situación. Y cuesta saber aquello que se expresa como tres cuestiones pero que sólo es una: quiénes somos, de dónde venimos y adónde vamos.

Pero ocurre que cuanto más esencial es algo, más cerca está. Sólo hay que hacer silencio y poner atención.

O eso le entiendo a Manzoni cuando dice que

«el corazón, a quien le hace caso, tiene siempre algo que decir sobre lo que será;

il cuore, chi gli dà retta, ha sempre qualche cosa da dire su quello che sarà»,

Manzoni, Los novios, VIII.

miércoles, 22 de mayo de 2024

Alcance de la responsabilidad

La dignidad implica hacerse responsable de nuestros actos. Pero nuestros actos tienen consecuencias.

Algo de esto le entiendo a Manzoni cuando dice que

«Los provocadores, los tiranos, todos los que, de un modo u otro, ofenden al prójimo, son reos, no sólo del mal que cometen, sino también de la perversión que llevan al ánimo de los ofendidos»,

Manzoni, Los novios, II

martes, 21 de mayo de 2024

Sumisión y sosiego

En todos los grupos humanos hay gente poderosa. Otra cosa es cómo han llegado ahí y cómo ejercen el poder.

En todos los grupos humanos hay gente beatíficamente sumisa al poder.

Algo de esto le entiendo a Manzoni cuando nos presenta al curita rural donde se iniciará la acción de su obra:

don Abbondio vive en paz con los poderosos «hizo un rápido examen de conciencia, para ver si había pecado contra algún poderoso, contra algún vengativo […], el testimonio consolador de su conciencia lo tranquilizaba no poco»,

Manzoni, Los novios, I

lunes, 13 de mayo de 2024

Sosiego y presente

El tiempo pasa igual para todos. Pero cada uno lo vive a su manera. Unos añoran el pasado, otros se agotan por el futuro y hay quien goza lo que hay.

Algo de esto le entiendo a Houellebecq cuando dice:

«La eternidad de la infancia es breve, pero él no lo sabe todavía»

Houellebecq, Las partículas elementales, I, 5

viernes, 10 de mayo de 2024

Comprender la vida

Los hechos aislados no dicen nada. La mente humana tiene estructura narrativa: entendemos las cosas del mundo y de la vida cuando las insertamos en una narración, un relato: ahí está y se expresa el sentido, que es de lo que se trata.

Por ahí va Houellebecq, si lo entiendo bien:

«El relato de una vida humana puede ser tan largo o tan breve como uno quiera»

Houellebecq, Las partículas elementales, I, 4

miércoles, 8 de mayo de 2024

Renovarse

A veces la vida es compasiva con nosotros y nos avisa de que algo importante no va bien. Aún hay tiempo.

Algo de esto le entiendo a Houellebecq cuando escribe:

«encontró una foto tomada en su escuela primaria de Charny; y se echó a llorar. El niño, sentado ante el pupitre, tenía un libro de clase abierto en las manos. Miraba al espectador sonriendo, lleno de alegría y valor; y este niño, por incomprensible que pareciese, era él»

Houellebecq, Las partículas elementales, I, 3.

lunes, 6 de mayo de 2024

Grandeza y anhelos

En nuestro interior bullen multitud de sensaciones y aspiraciones, sentimientos y pasiones, deprimentes y maravillosos, amor y odio. Quien lo probó, lo sabe.

Quizá la a cuestión esencial sea cómo gestionamos todo eso o, como dirían los clásicos, qué forma le damos a esa materia.

Algo de esto le entiendo a Jacobsen cuando dice:

«incluso los sueños más hermosos, incluso los deseos más profundos no acrecientan ni en una pulgada la talla del espíritu»,

Jens Peter Jacobsen, Niels Lyhne, trad. Ana Sofía Pascual, Narrativa del Acantilado, Barcelona, 2003, p. 10.

viernes, 3 de mayo de 2024

Mayoría y sentido de la vida

En la época de las masas en que vivimos, son las mayorías quienes dictan qué tiene valor y qué carece de interés.

Salvo que uno piense (y ya no sea masa) y guíe su vida por otros derroteros.

Quizá a la mayoría no le extrañe lo que dice Houellebecq:

«¿Y por qué es necesario justificar una vida? La totalidad de los animales y una aplastante mayoría de los hombres viven sin sentir nunca la menor necesidad de justificación. Viven porque viven y eso es todo; así es como razonan; luego supongo que mueren porque mueren, y con eso, a sus ojos, acaba el análisis»,

Houellebecq, Sumisión, 45.

jueves, 2 de mayo de 2024

Nefarious, ¿y si el diablo no existiera? (1)

 

Entusiasmo por la realidad

 

 


 

Nefarious, ¿y si el diablo no existiera? (1)

 

 

Manuel Ballester

 

 

En febrero de 2024 se estrena en España la película Nefarious, cuando habla el diablo.

Pocos la entenderán. Se trata de eso, precisamente.

Porque la película, desde una cierta perspectiva, pone al espectador frente a sí mismo o, dicho de otro modo, se pone en cuestión la imagen que el hombre actual tiene de sí y de cómo le va en la vida.

El telón de fondo es el problema del mal, el misterio del mal. Que no hace falta llegar al extremo de hablar del Maligno para darse cuenta de que convivimos con el mal.

Vivir y morir por el ideal

Cuesta tomar decisiones drásticas sea para cortar con situaciones odiosas, sea para obligarse a ser coherente con la propia grandeza. Sea para huir o para mantenerse.

Pero, aunque teóricamente es más fácil, ocurre que cuesta aún más caminar por la vida a la luz de la grandeza, dando la espalda a lo que nos desorienta.

Platón decía que la perfección no era de este mundo. Y algo de eso le entiendo a Hesse cuando dice:

«Solía pensar mucho en por qué era tan extremadamente raro que una persona fuera capaz de vivir por un ideal. Ahora me doy cuenta de que muchas personas, de hecho todas, son capaces de morir por un ideal;

Früher hatte ich viel darüber nachgedacht, warum so äußerst selten ein Mensch für ein Ideal zu leben vermöge. Jetzt sah ich, daß viele, ja alle Menschen fähig sind, für ein Ideal zu sterben»,

Hesse, H., Demian, 199-200.