La dignidad implica hacerse responsable de nuestros actos. Pero nuestros actos tienen consecuencias.
Algo de
esto le entiendo a Manzoni cuando dice que
«Los provocadores, los
tiranos, todos los que, de un modo u otro, ofenden al prójimo, son reos, no
sólo del mal que cometen, sino también de la perversión que llevan al ánimo de
los ofendidos»,
Manzoni, Los novios, II
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