«El
hombre-masa se siente perfecto. Un hombre de selección, para sentirse perfecto,
necesita ser especialmente vanidoso, y la creencia en su perfección no está
consustancialmente unida a él, no es ingenua, sino que llega de su vanidad, y
aun para él mismo tiene un carácter ficticio, imaginario y problemático. Por
eso el vanidoso necesita de los demás, busca en ellos la confirmación de la
idea que quiere tener de sí mismo. De suerte que ni aun en este caso morboso,
ni aún "cegado" por la vanidad, consigue el hombre noble sentirse de
verdad completo»,
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