viernes, 15 de noviembre de 2019

Apertura y misterio


Nuestra inteligencia maneja relativamente bien los objetos. La ciencia rigurosa se centra precisamente en cualidades de la realidad que podemos abordar objetivamente.

Pero el hombre no es una cosa. O no sólo. El hombre es un misterio. Si ya nos cuesta entendernos a nosotros mismos, entender a los demás es más difícil aún. Quizá requiera apertura y una altura moral difícil de conseguir. Un misterio, un reto.

Quizá por eso Turguénev dice lo que dice. Y ahí lo dejo. Por si interesa:

«El hombre es capaz de comprender cómo se estremece el éter y lo que pasa en el sol, pero que un hombre se suene la nariz de distinto modo que él, eso le resulta incomprensible», Turguénev, I., Padres e hijos, cap. XXIII, p. 151.

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