viernes, 12 de junio de 2020

Acción, responsabilidad y grandeza

Dice D. Quijote que «Cada uno es hijo de sus obras». Y es muy claro lo que afirma.

Pero los hijos no son mera repetición de los padres: a veces los superan, a veces decaen.

¿Somos, a veces, mejores que nuestras obras? Cuando actuamos por debajo de nuestra personal grandeza y, así, nos empequeñecemos.

Como no somos autómatas, la libertad tiene eso: que también podemos ponernos de puntillas, aspirar a lo bueno y lo mejor. Así es como la tensión no hace buenos hijos de nuestras acciones.

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