Una singularidad del ser humano es que tiene que aclararse
consigo mismo. Tiene que saber de dónde viene y a dónde va, es decir, necesita
claridad sobre lo que él es.
En el frecuentísimo caso contrario, vamos dando tumbos por
el camino de la vida.
Si lo entiendo bien, en la medida en que el viajante del que
habla Miller encarna al hombre moderno, es revelador que su hijo lo juzgue así:
«Nunca
supo quién era;
He never knew who he was»,
Miller, Muerte de un viajante, Acto II, 168.
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