miércoles, 3 de diciembre de 2025

"Contigo" o el coraje de estar ahí

 



Contigo o el coraje de estar ahí

 

A propósito de Barraca, J., Contigo, Ed. Ygriega, Madrid, 2025

 

Manuel Ballester

 

Hay libros que, al leerlos, no exigen análisis, sino presencia. No buscan deslumbrar con argumentos ni entretener con anécdotas, sino estar. Contigo, la más reciente obra de Javier Barraca, pertenece a esa rara estirpe de textos que no se leen para pasar el tiempo, sino para habitarlo.

Como en sus anteriores libros (Perdón, Persona o De la vivienda al hogar), Barraca entrelaza forma breve y pensamiento largo. Aquí, sin embargo, hay algo más esencial, más despojado. El título no engaña: Contigo es un libro sobre la compañía, sobre ese gesto callado pero radical de estar con otro ser humano. Estar incluso cuando no se puede hacer nada más. Estar, incluso cuando ya no se puede hacer nada.

El libro se compone de breves relatos, esbozos, fragmentos narrativos que rozan lo poético sin perder lo concreto. No hay argumento en sentido clásico, pero sí trama existencial. En cada página late una misma pregunta: ¿qué significa realmente estar con alguien?

Y la respuesta no se articula con conceptos, sino con gestos. Estar junto al que sufre. Escuchar cuando ya no quedan palabras. Acompañar la enfermedad, el duelo, el miedo. No para salvar al otro (eso sería arrogancia) sino para no abandonarlo. Porque estar contigo en las malas es hacer que ya no sean tan malas. Y estar contigo en las buenas es celebrar, compartir, alegrarse juntos: no sólo porque hay algo que celebrar, sino porque hay alguien con quien celebrarlo. Y eso amplifica la alegría.

En este sentido, Contigo es un libro valiente. No recurre a teorías ni a consuelos prefabricados. No vende superación personal ni promete recompensas. Al contrario: reconoce el dolor, la pérdida, el límite. Pero lo hace desde una ternura que no es sentimentalismo, sino presencia lúcida. Una ternura que se atreve a mirar de frente, y, al hacerlo, transforma.

Hay ecos de Buber, de Lévinas, incluso de Simone Weil. Pero también hay algo muy suyo, muy Barraca: esa mezcla de profundidad y pudor, de hondura ética y contención estética. No hay exhibicionismo emocional ni retórica. Sólo alguien que mira de cerca la fragilidad humana y decide no apartar la vista.

Si Perdón era un descenso al alma herida, y Persona una crítica del simulacro contemporáneo, Contigo es una especie de retiro interior. No invita a combatir, sino a acompañar. No llama a resistir, sino a cuidar. Y lo hace sin ruido, como se hacen las cosas importantes.

Este no es un libro para todos los públicos. Exige haber vivido. O, al menos, haber amado. Porque quien no ha perdido, quien no ha temido por otro, quizá no entienda su tono ni su urgencia. Pero quien haya estado alguna vez en la noche con otro, sin saber qué hacer salvo estar ahí… lo reconocerá de inmediato.

Y es que, en un tiempo donde todo nos empuja a la productividad, a la utilidad, a la espectacularidad, Contigo recupera una verdad antigua: que hay momentos en los que no se puede hacer nada… salvo lo más humano: estar.

No es poca cosa.



Publicado en la revista Letras de Parnaso, Año XII (II Etapa), nº 95 (Diciembre 2025), ISSN 2387-1601, p. 140:

 

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