La vida humana experimenta un impulso hacia la inmortalidad, la eternidad (¿por qué será?) y, qué curioso, hacia la aniquilación, la cancelación. Esto último ocurre cuando las cosas de la vida, la gestión de la existencia, va muy por debajo de las expectativas. Y se pierden la esperanza, las ganas de intentar remontar.
Y tanto da que
hablemos de vidas humanas individuales que van a dar al mar, que es el morir,
como de culturas. Y en esas andamos, si entiendo bien a Houellebecq cuando dice
que estamos
«En mitad del
suicidio occidental»,
Houellebecq, Las partículas elementales, 237
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