La afirmación de la autonomía, de la individualidad e independencia, es un rasgo característico de nuestro tiempo.
Tiene su coste,
por otra parte.
O eso le entiendo
a Houellebecq cuando dice que
«Aceptar la
ideología del cambio continuo es aceptar que la vida de un hombre se reduzca
estrictamente a su existencia individual, y que las generaciones pasadas y
futuras ya no tengan ninguna importancia para él»,
Houellebecq, Las partículas elementales, 167
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