lunes, 20 de enero de 2014

Finitud-Admiración

«si uno abre las puertas sólo a las cosas finitas, es igual de estúpido e igual de ridículo que a uno le amen por ser la mente más brillante, el mayor talento, el artista más genial de su época, o porque se ha dejado crecer en el mentón una barba de punta»,

Kierkegaard, La validez estética del matrimonio

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