La política real, no
aquella que se lee y escribe, se piensa y se imagina —la única que yo conocía—,
sino la que se vive y practica día a día, tiene poco que ver con las ideas, los
valores y la imaginación, con las visiones teleológicas —la sociedad ideal que
quisiéramos construir— y, para decirlo con crudeza, con la generosidad, la
solidaridad y el idealismo. Está hecha casi exclusivamente de maniobras,
intrigas, conspiraciones, pactos, paranoias, traiciones, mucho cálculo, no poco
cinismo y toda clase de malabares. Porque al político profesional, sea de
centro, de izquierda o de derecha, lo que en verdad lo moviliza, excita y
mantiene en actividad es el poder, llegar a él, quedarse en él o volver a
ocuparlo cuanto antes. Hay excepciones, desde luego, pero son eso: excepciones.
Mario Vargas Llosa, El pez en el agua
No hay comentarios:
Publicar un comentario