miércoles, 17 de mayo de 2017

Intelectuales

Uno de los mitos contemporáneos sobre el Tercer Mundo es que, en esos países a menudo sojuzgados por dictaduras despóticas y corrompidas, los intelectuales representan una reserva moral, que, aunque impotente frente a la fuerza bruta dominante, constituye una esperanza, una fuente de la que, cuando empiecen a cambiar las cosas, el país podrá extraer las ideas, los valores y las personas que permitan hacer avanzar la libertad y la justicia. En verdad, no es así. El Perú es una prueba, más bien, de lo frágil que es la clase intelectual y la facilidad con que la falta de oportunidades, inseguridad, escasez de medios de trabajo, ausencia de un status social y también la impotencia para ejercer una efectiva influencia, la vuelven vulnerable a la corrupción, al cinismo y al arribismo.


Mario Vargas Llosa, El pez en el agua

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