El aforismo tot capita, tot sententia lo expresa
Descartes con mayor claridad cuando dice aquello de que todos pensamos estar
bien provistos de inteligencia.
Y de ahí podría seguirse
que si no llegamos a catedráticos o premio Nobel es por deficiencias
estructurales: la sociedad (que nos corrompe, al decir de Rousseau), la
educación (que no está bien diseñada) o vaya usted a saber.
Si eso fuera así, lo suyo
sería que todos fuésemos unos genios. No ya una pirámide invertida sino un
único punto, muy denso, en el vértice superior de la pirámide. Donde nadie es
mejor ni peor, sino igual.
Algo de eso debe fallar
porque no parece que las cosas funcionen así en el mundo real. Y si se trabaja
sobre una hipótesis falsa, mal vamos.
Algo de esto dice Vargas
Llosa, si lo entiendo bien. Y ahí lo dejo. Por si interesa:
«La ingenua idea de que, a través de la educación,
se puede transmitir la cultura a la totalidad de la sociedad, está destruyendo
la «alta cultura», pues la única manera de conseguir esa democratización
universal de la cultura es empobreciéndola, volviéndola cada día más
superficial»,
Mario Vargas Llosa, La civilización del espectáculo
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