sábado, 20 de enero de 2018

El discreto encanto de la progresía

Orwell señala que uno de los rasgos de las sociedades modernas es proclamar ostentosamente lo contrario de lo que se hace (como el ministerio de la Verdad, encargado de difundir mentiras o el de la Paz, que organiza la guerra).
Y así anda la plaga progresista, a lomos de su óptima superioridad moral.

Algo de esto le entiendo a Vargas Llosa. Y ahí lo dejo. Por si interesa:

«Uno de los rasgos de la poscultura es no creer en el progreso, el eclipse de la idea según la cual la historia sigue una curva ascendente, el predominio del Kulturpessimismus o nuevo realismo estoico»,
Mario Vargas Llosa, La civilización del espectáculo

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