El ambiente cultural que
respiramos se deja caracterizar con la célebre frase “Vive rápido, muere joven
y deja un bonito cadáver”.
Desde esa perspectiva no
se entiende que Ulises renunciara a vivir en una isla paradisíaca junto a una
bella diosa siendo él mismo inmortal. Ulises deja eso, abandona la isla y la
diosa porque, dice, quería ser hombre, envejecer, vivir una vida cargada de
días y afanes, y volver a casa, con su mujer y su hijo, con su familia.
Ulises vive intensamente,
que no es vivir rápido y con estrés, se las ingenia para esquivar la muerte y
ve la belleza de la vejez y la grandeza de las cicatrices, que son recuerdos grabados
en la piel.
Algo de esto le entiendo
a Vargas Llosa. Y ahí lo dejo. Por si interesa:
«En nuestros días el consumo masivo de marihuana, cocaína,
éxtasis, crack, heroína, etcétera, responde a un entorno cultural que empuja a
hombres y mujeres a la busca de placeres fáciles y rápidos, que los inmunicen
contra la preocupación y la responsabilidad, en lugar del encuentro consigo
mismos a través de la reflexión y la introspección, actividades eminentemente
intelectuales que a la cultura veleidosa y lúdica le resultan aburridas»,
Mario Vargas Llosa, La civilización del espectáculo
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