martes, 20 de octubre de 2020

Reforma y perfección

La perfección no es de este mundo.

No hace falta ser muy inteligente para detectar deficiencias en los ámbitos en que nos movemos.

Se requiere, eso sí, esa modalidad de inteligencia que se denomina prudencia para tolerar lo imperfecto, para no empeorar las cosas. De ahí lo que, si lo entiendo bien, afirma Le Bon:

 «La manía por las grandes reformas es lo más funesto para un pueblo, por muy excelentes que parezcan teóricamente estas reformas», Psicología de las masas:

«La manie des grandes réformes est ce qu'il y a de plus funeste pour un peuple, quelque excellentes que ces réformes puissent théoriquement paraître», Psychologie des foules.

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