En el trato con nosotros, los demás pueden centrarse en lo que creen que merecemos o en cómo quieren ser ellos.
Rilke piensa que todos atravesamos horas oscuras. Hamlet
piensa que, precisamente por eso, todos merecemos una buena tunda.
O algo de esto le entiendo a Shakespeare:
«Dad a cada uno el trato que se merece, y ¿quién escapara de
una paliza? Tratadlos según vuestro propio honor y dignidad; y así, cuando
menos lo merezcan, tanto mayor mérito habrá en vuestra largueza;
use every man after his desert, and who should
'scape whipping?
Use them after your own honour and dignity: the
less they deserve, the more merit is in your bounty», Act. II, Esc 2
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