jueves, 5 de enero de 2023

Altas y bajas expectativas

No es fácil acertar.

Quien aspira a poco, puede vivir plácidamente en sus pequeñas victorias. Es una vida tranquila: el mundo no tiene arreglo y sólo da quebraderos de cabeza. Il faut cultiver notre jardin, hay que dedicarse a lo que podemos controlar sin grandes aspavientos, concluye con pesimismo Voltaire.

Quien aspira a mucho, puede fracasar y eso duele. También fracasan algunos de cortas aspiraciones.

Quien aspira a mucho, puede conseguir mucho. Casi siempre por debajo de sus aspiraciones, pero mucho. Por eso, si lo entiendo bien, Maquiavelo es partidario de aspirar por encima de las propias posibilidades.

Ahí lo dejo. Por si interesa:

«el hombre prudente debe intentar siempre seguir los caminos batidos antes por los grandes hombres; e imitar a aquellos que han sobresalido de manera extraordinaria sobre los demás, para que aun cuando su virtud no alcance la de estos, se impregne, al menos un poco, de su aroma; y debe hacer como los arqueros prudentes, que cuando el lugar que quieren alcanzar les parece demasiado alejado, conociendo además hasta dónde llega la virtud de su arco, ponen el punto de mira muy por encima del lugar de destino, no para alcanzar con su flecha tanta altura, sino para poder, con la ayuda de tan alta mira, llegar al lugar que se hayan propuesto;

debe uno uomo prudente entrare sempre per vie battute da uomini grandi, e quegli che sono stati escellentissimi imitare: acciò che, se la sua virtù non vi arriba, almeno ne renda qualque odore; e fare come gli arcieri prudenti, a’ quali parendo el luogo dove  desegnano ferire troppo lontano, e conoscendo fino a quanto va la virtù del loro arco, pongono la mira assai più alta che il luogo destinato, non per aggiugnere con la loro freccia a tanta alteza, ma per potere con lo aiuto di sì alta mira pervenire al disegno loro»,

Maquiavelo, El príncipe, Cap. VI, 50-53.

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