jueves, 10 de octubre de 2024

Fructificar en tierra baldía





Cada uno de nosotros recibe dones distintos. Hay personas mejor dotadas, sin importar el tipo de don del que hablemos. Lo que hemos recibido no es para guardarlo, sino para ponerlo en juego, para hacerlo fructificar. Esa es nuestra tarea, nuestra misión en la vida.

Materia y forma, diría Aristóteles. Poco podemos hacer respecto a lo que se nos ha dado (más allá, quizá, de mostrar gratitud). Sin embargo, podemos hacerlo todo con lo que se nos da, ya sea un vergel o una tierra yerma, un tepetate, como menciona Rulfo:

«A nosotros nos dieron esta costra de tepetate para que la sembráramos»,

Rulfo, El llano en llamas; «Nos han dado la tierra», p. 114.

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