El orden de las necesidades remite y manifiesta el orden de
nuestras carencias. Si, además, tenemos una correcta comprensión de nuestra
realidad, entonces las necesidades las vivimos como deseos.
No todo deseo muere al ser satisfecho, no toda carencia
desaparece ni toda necesidad cede cuando es colmada.
Porque hay carencias, necesidades y deseos que manifiestan nuestra realidad más honda: no somos perfectos (nos falta y deseamos siempre algo, algo más). Algo de esto le
entiendo a Julián Marías cuando dice que
«el hombre no necesita sólo lo que no tiene, sino que sigue necesitando lo que tiene, y muy
especialmente a las personas»,
J. Marías, Breve
tratado de la ilusión, 52.
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