Tener buena intención y nobles ideales está bien y es mejor que su contrario, pero no siempre basta ni siquiera una "voluntad pura" (ein reiner Wille), que diría Kant.
Algo de esto le entiendo a Manzoni:
«como a menudo decía a los demás y a sí misma, todo su afán
era secundar la voluntad del cielo: pero cometía con frecuencia una grave
equivocación, y era confundir su cerebro con el cielo»,
Manzoni, Los novios, XXV
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