Quien es fuerte se enfrenta a las cosas como son: aplaude y disfruta lo que es bueno y bello; rechaza y combate lo injusto.
Quien es débil se
rebela aparatosamente ante cuestiones nimias cuando presume que serán vencidas. Si la injusticia le supera, no se arriesga a protestar.
El fuerte mira la
realidad; el débil preserva su individualidad.
Algo de esto le
entiendo a Manzoni:
«los hombres somos en general así: nos rebelamos indignados
y furiosos contra los males llevaderos y nos doblegamos en silencio bajo los
extremos; soportamos, no resignados sino idiotizados, el colmo de lo que al principio
habíamos llamado insoportable;
Ma noi uomini siam in generale fatti così: ci
rivoltiamo sdegnati e furiosi contro i mali mezzani, e ci curviamo in silenzio
sotto gli estremi; sopportiamo, non rassegnati ma stupidi, il colmo di ciò che
da principio avevamo chiamato insopportabile»,
Manzoni, Los novios, XXVIII, 508
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