miércoles, 29 de noviembre de 2023

Educación y paidocentrismo

En los últimos tiempos Occidente ha optado por un modelo de hombre calcado del buen salvaje roussoniano: rechaza los “esterotipos” sociales y “prejuicios” culturales y se deja llevar por la auténtica, sana y pura naturaleza.

Porque, al decir de Rousseau y sus herederos, el hombre es bueno por naturaleza, espontáneamente honesto y altruista, dispuesto a colaborar con el prójimo para construir un mundo mejor.

Y así ha ido la educación: paidocentrismo, centrada en los impulsos del niño (sólo, dice Rousseau, hay que enseñarle a leer cuando el niño experimente la necesidad de ello, por ejemplo).

Con estos mimbres, ¿qué tal nos va? ¿cómo es ese niño cuando crece un poquito?

Sobre eso, cedo la palabra a la lucidez de Houellebeq:

«Es difícil imaginar algo más estúpido, agresivo, insoportable y rencoroso que un preadolescente, sobre todo cuando está con otros chicos de su edad»,

Houellebecq, Las partículas elementales, 166

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