No hay que despreciar el poder las costumbres socialmente establecidas. Los clásicos consideraban que los hábitos eran una “segunda naturaleza”, un principio a partir del cual sentimos y vivimos el mundo.
Encajar
con los otros, en el plácido mundo de las rutinas, es importante. Pero hay
también en nosotros un instinto (una primera naturaleza) de individuación, de
ser fieles a nuestra singularidad.
Algo de
esto le entiendo a Hesse cuando dice que
«La
gente que no sigue a la manada es rara en todas partes. También aquí hay
algunos;
Die Leute, die nicht der Herde nachlaufen,
sind überall selten. Es gibt auch hier welche»,
Hesse,
H., Demian, 165:
No hay comentarios:
Publicar un comentario