La vida se experimenta y se expresa de modos diversos en distintos momentos: infancia, juventud, madurez.
Nuestro mundo,
tan poco intelectual, tan sentimental y, por tanto, tan dado a los
planteamientos rotundos y categóricos, considera que la vida es sólo juventud,
sólo pasión y gozo.
Y algo de eso hay
en la vida de los hombres y los pueblos. Pero no sólo.
Algo de esto le
entiendo a Houellebecq:
«En un mundo que
sólo respeta a la juventud, los seres son devorados
poco a poco»,
Houellebecq,
Las partículas elementales, I, 110.
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